El primer dibujo que ejecutan nuestros alumnos es fundamental para que obtengan una nueva forma de observar, esta forma de observar es la que distingue a un artista de una persona común. El artista no ve una hoja cuando dibuja una hoja, ve formas aisladas, manchas, espacios, sombras, luces. La mirada del artista rompe el concepto del objeto, el objeto ya no tiene nombre para él.
Nuestros alumnos principiantes tienen que luchar con una imagen simbólica grabada a fuego en sus mentes a través de años. En general esa imagen simbólica coincide con el contorno de los objetos. Lo primero que tendrá que romper nuestro principiante es ese contorno, ese símbolo.
¿Cuál sería la solución para eludir la visión “simbólica” de los objetos?
La respuesta está en dibujar todo lo que no es el objeto en sí mismo.
Por eso, en lugar de representar el objeto a través de su contorno general, dibujamos cada una de las piezas que componen el objeto, dibujaremos los espacios vacíos que rodean el objeto, y dibujaremos las formas de las luces y de las sombras para obtener más formas que nos servirán para eludir la imagen simbólica del objeto.