La mano es el segundo dibujo que ejecutan nuestros alumnos. ¿Porqué la mano?, primero porque es parte de nosotros mismos, tiene vida, se mueve palpita, lo que lo hace un desafío, y es como nuestro primer autorretrato.
Segundo porque hay una especie de leyenda urbana que reza que dibujar una mano correctamente es lo más difícil para un dibujante, por ello, lo primero que hacemos en nuestro taller es desmitificar esas frases que sólo sirven para generar miedo y frustración. Nuestros alumnos principiantes demuestran que pueden dibujar correctamente su mano.
Tercero para demostrarnos que con el dibujo de las hojas hemos aprendido a no dibujar las cosas que tienen nombre: Dedos, uñas, palma de la mano. Sino que definitivamente dibujamos espacios, luces y sombras.
¿Qué es el dibujo?:
El dibujo es un engaño, escribía Bruno Ernst en su libro sobre Escher.
Si una mano está ocupada en pintar otra mano, y si esta segunda mano está ocupada a su vez en pintar la primera mano, y si todo ello está representado en un hoja de papel sujeta con chinchetas sobre el tablero de dibujo… y si, encima, esto no es sino un dibujo, puede hablarse muy bien de un súper-engaño. Dibujar es, en efecto, un engaño. Por un momento, hemos estado convencidos de que teníamos delante un mundo tridimensional, cuando en realidad mirábamos una superficie plana. Escher vio en esto un verdadero conflicto, que intentó ilustrar con acuciosidad en una serie de dibujos, como por ejemplo, la litografía Manos dibujando.
“Manos dibujando” (1948) M.C. Escher
“Puesto que dibujar es un engaño-una ilusión que pretende reemplazar la realidad-, podríamos dar todavía un paso más y hacer surgir un mundo tridimensional de uno bidimensional.”Bruno Ernst